Piden la liberación de chemtrails en la atmósfera terrestre
Científicos del Reino Unido han pedido abiertamente la liberación de chemtrails en la atmósfera terrestre. Su intención es detener los huracanes que asolan Gran Bretaña.
Investigadores de la Universidad de Bedfordshire, Reino Unido, han dicho que quieren que el gobierno autorice el uso de la geoingeniería. Según ellos ayudará a detener el blanqueamiento de los corales y los huracanes.
Los científicos piensan que los «enfriadores planetarios artificiales», una «sombrilla» de sulfato sobre los océanos, son el camino a seguir.
Un estudio de James Crabbe en la Universidad de Bedfordshire examina esta forma de geoingeniería. También revisa la idea de «arrojar una nube de aerosoles de sulfato [dióxido] a la atmósfera superior» sobre las regiones del Caribe.
Utilizando modelos computarizados para predecir las temperaturas y la actividad de los corales entre 2020 y 2069, decidieron que la solución propuesta es la mejor para bajar las temperaturas y mantener las poblaciones de coral.
Además, la idea de la inyección de sulfato en la atmósfera para controlar los huracanes se ha barajado. Su teoría de los corales blanqueados es que cuando el mar está demasiado caliente, los corales expulsan a las diminutas algas que viven en sus tejidos, que se supone que los alimentan a través de la fotosíntesis.
Pero luego los corales se vuelven blancos y mueren de hambre. Básicamente, los investigadores tienen una mente de una sola vía, para simplemente mantener bajas las temperaturas. Hay algunos problemas con esta intención.
1 – Una estrategia de esta magnitud podría tener un efecto dramáticamente malo en toda la ecología. Especialmente si está interrumpiendo un flujo y reflujo natural de la naturaleza.
2 – La geoingeniería ya ha estado participando durante aproximadamente dos décadas con nanopartículas de metal pesado y aluminio. Las mismas emanan por el cielo a través de «estelas químicas».
Se demoran y se dispersan durante horas y horas más que las estelas de ayer. Pero, constantemente nos dicen que no está sucediendo.
Se nos dice que en el futuro, la geoingeniería podría ayudar a enfriar la Tierra. Ya está sucediendo y parece correlacionarse con el aumento de las temperaturas. No tiene el efecto de reducción de luz deseado.
3 – En su modelo omitieron esta gran variable de la geoingeniería actual y su efecto artificial en tiempo real sobre el clima y la luz solar visible.
Algunas personas culpan a las últimas dos décadas de geoingeniería por causar el blanqueamiento de los arrecifes de coral a través de la minería de radiación solar y la posibilidad de que mate de hambre a las algas y en consecuencia, estrangulen a los corales, peces, etc.
Si eso es cierto, necesitaríamos reconocer los efectos actuales del «oscurecimiento global». Tristemente, un nuevo artículo científico se convirtió en un circo de soluciones y teorías.
Estas soluciones parecen encaminadas a adaptar al lector a la solución original de geoingeniería. Algunos de los entrevistados tenían soluciones «menos extremas» para ayudar al coral. Pero aún así implicaban alterar la ecología, inyectando pequeñas burbujas en el océano o sembrando nubes existentes para hacerlas más brillantes.
Por otro lado, un profesor de Harvard apareció al principio para protestar contra la geoingeniería, al decir que la administración de la radiación solar tiene efectos secundarios.
Por ejemplo, «podría alterar los patrones climáticos regionales y los monzones», lo que arrojaría dramáticamente patrones predecibles de cultivo. Sin embargo, derrocó su propio argumento al decir que los terroristas podrían detener el proceso y luego se perderían los «beneficios» de la geoingeniería. ¿Cuál es, Profesor? ¿La geoingeniería beneficiará al océano o no?
Este argumento ridículo y fantástico solo sirve para respaldar una medida de geoingeniería extrema: «No había un discurso verdadero en el artículo».
Crabbe admite que «no sabemos qué pasaría con el medio ambiente marino» en ese escenario. «Pero la situación es tan extrema que tenemos que tomar medidas». La urgencia es el grito de batalla más común de los científicos modernos: «No piensen en esto, hagan algo AHORA».