Las estrictas medidas solo causan miedo y pánico en la población
Heiko Schöning, MD, es un destacado médico alemán que dirige Médicos por la Verdad, una organización de más de mil médicos que se oponen a la propagación del miedo y pánico por parte del gobierno. Heiko fue arrestado en Trafalgar Square, Londres, por hablar en contra de las draconianas medidas del gobierno.
Señaló que la gente en Alemania sabe, por su historia nazi, a dónde conducen las restricciones gubernamentales a la libertad personal y los dictados médicos.
En junio, Facebook censuró un video de presentación del Dr. Schöning en el que afirmó que: “El coronavirus es solo un tipo de queja que ocurre en un momento determinado cada año, y las medidas estrictas que se han introducido, supuestamente no tienen nada que ver con el virus sino que solo causan miedo y panico. El pánico del coronavirus es un simple engaño, un truco de la mafia y un crimen».
En contraste con las medidas cada vez más opresivas del gobierno del Reino Unido, el ex juez de la Corte Suprema LORD SUMPTION, ha escrito una crítica mordaz a las calamitosas directivas del gobierno en respuesta al virus Covid-19.
“Asistimos a la lenta desaparición de una de las grandes presunciones del mundo moderno: la noción de que el Estado de gran corazón puede protegernos de todas las desgracias y que los seres humanos son meros instrumentos de la política del Estado para ser empujados como peones de un tablero de ajedrez segun los impulsos cambiantes de sus ministros.
El intento de controlar la propagación de Covid-19 mediante coacción ha fracasado. Ha fallado en Gran Bretaña. Ha fallado en toda Europa y América del Norte. Ha fallado en Israel. Ha fallado en Australia. Las medidas que han tomado estos países han variado en su gravedad, pero no en su resultado».
Identifica la razón por la que falló el distanciamiento social agresivo.
Principalmente, entran en conflicto con los instintos más básicos de la humanidad. Somos animales sociales. El intento de controlar la propagación de Covid-19 mediante coacción ha fracasado. Ha fallado en Gran Bretaña. Ha fallado en toda Europa y América del Norte. Ha fallado en Israel. Ha fallado en Australia.
Las medidas que han tomado estos países han variado en su gravedad, pero no en su resultado. Nuestros instintos y nuestra cultura se basan en interconexiones con otros humanos. Toda la organización de nuestras vidas, en ciudades, lugares de trabajo, escuelas y familias, depende de la proximidad física.
Con algunas excepciones (como las que viven en hogares multigeneracionales), pueden refugiarse si lo desean. Muchos de ellos preferirán correr el riesgo. Quienes tienen menos tiempo para ellos pueden preferir racionalmente la calidad de vida a la cantidad.
Quizás prefieran abrazar a sus nietos que tratarlos como ángeles de la muerte. ¿Por qué no se les debería permitir tomar esa decisión por sí mismos, en lugar de que algún ministro distante lo haga por ellos?
Lord Sumption señala que en marzo el Grupo Asesor Científico para Emergencias (SAGE) hizo tres recomendaciones razonables, pero el gobierno no las siguió y, en cambio, emitió directivas arbitrarias e irracionales: encierro, máscaras y distanciamiento social:
- Los ciudadanos deben ser tratados como racionales, capaces de tomar decisiones por sí mismos y gestionar los riesgos personales.
- Solo los ancianos, mayores de 70 años y aquellos que son clínicamente vulnerables están en riesgo. Por tanto, no hay justificación para restringir a toda la población.
- Los bloqueos agresivos y las medidas de distanciamiento social tendrían poco efecto a largo plazo. Simplemente empujan la transmisión al período en que se levantan estas medidas.
… Se nos dice que nos encerrarán si no seguimos las órdenes del Gobierno y posiblemente incluso si lo hacemos. Nos amenazan con multas de 10.000 libras esterlinas a discreción de cualquier policía del país. Se nos aconseja informar sobre nuestros vecinos. En Escocia, a los estudiantes se les ordena en tonos estridentes que no vayan a bares ni socialicen, y en Inglaterra se nos dice que es posible que no se les permita volver a casa por Navidad».
¿En qué tipo de país nos hemos convertido donde el acoso arrogante de este tipo se considera una función propia de los ministros?
Ahora nos enteramos de que el Gobierno espera que las restricciones actuales duren seis meses. ¿Hasta que? ¿Hasta que el virus se vaya amablemente? Hasta que haya una vacuna eficaz, cuando sea que sea. ¿Hasta la próxima idea mal considerada para reordenar nuestras vidas? ¿Cuál es el plan, ahora que el riesgo de abrumar al NHS ha disminuido? ¿Dónde está la ruta de salida?
Otra crítica es del veterano periodista Peter Hitchens, quien compara el cierre con incendiar la casa para deshacerse de un nido de avispas.
Las avispas, que tenían más sentido común que él, volaron tan pronto como sintieron el calor. Pero la casa se ha ido. Ahora está junto a las ruinas humeantes, culpando a todos menos a sí mismo por esta catástrofe inútil. Sospecho que algunas de las cosas que dijo el martes por la noche lo derribarán, especialmente la escandalosa amenaza de usar tropas. Si nos hemos portado tan bien como él pretende creer, ¿cómo pueden justificarse tales cosas?
Una gran parte de la locura e inaplicable maraña de nuevas regulaciones parecía estar basada en la creencia de que Covid se propaga solo cuando estás de pie. Millones de ojos se abrieron al descubrimiento que algunos de nosotros hicimos hace mucho tiempo: que las reglas de distanciamiento antisocial no se basan en investigaciones serias, sino en conjeturas al azar y el deseo de asustarnos a todos para que hagamos cualquier cosa que nos digan …
Las palabras «Debemos aprender a vivir sin miedo» exigen un giro de 180 grados por parte de un gabinete que ha destilado el poder del miedo durante seis meses desastrosos y ha utilizado ese poder para aplastar la riqueza de siglos.
¿Ha habido alguna vez en este país un gobierno que destruyó tantos medios de vida a propósito? La gente piensa erróneamente que la frase «inmunidad colectiva» suena cruel. No lo es. Los expertos en vacunación la han utilizado durante décadas.
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