La palmera, Socratea exorrhiza sigue fascinando a los turistas
Ha oído bien, hay una especie muy real de la palmera, Socratea exorrhiza, que puede cultivar nuevas raíces para «esquivar» su camino hacia un mejor suelo. Y no solo un pequeño paso. Estos árboles móviles pueden viajar unos 20 metros al año.
La Socratea exorrhiza es quizás el único árbol móvil del mundo. Dicen que su complicado sistema de raíces también sirve como patas, ayudando al árbol a moverse constantemente hacia la luz solar a medida que cambian las estaciones. Los árboles que caminan aparentemente pueden moverse hasta 2-3 cm por día, o 20 metros por año. Puede que no parezca mucho, pero es más o menos una maratón para los estándares de los árboles.
Los guías de la selva tropical en países latinoamericanos como Ecuador han estado diciéndoles a los turistas sobre los increíbles árboles caminando durante décadas. La versión más común de la historia es que el árbol «camina» lentamente en busca del sol, cultivando nuevas raíces hacia la luz y permitiendo que sus viejas raíces mueran. Las raíces inusuales, separadas del tronco a unos pocos pies sobre el suelo, se suman a la ilusión de que el árbol tiene patas.
«A medida que el suelo se erosiona, el árbol crece raíces nuevas y largas que encuentran tierra nueva y más sólida, a veces hasta 20 m», explicó Peter Vrsansky, un paleobiólogo de la Academia Eslovaca de Ciencias que vivió durante unos meses en la Biosfera Sumaco de la Unesco. Queda aproximadamente un día de viaje desde la capital de Ecuador, Quito.
“Luego, lentamente, a medida que las raíces se asientan en el nuevo suelo y el árbol se inclina pacientemente hacia las nuevas raíces, las viejas raíces se elevan lentamente en el aire. Todo el proceso para que el árbol se reubique en un nuevo lugar con mejor luz solar y tierra más sólida puede llevar un par de años”.
Según Wikipedia, «John H. Bodley sugirió en 1980 que, de hecho, permiten que la palma» camine «lejos del punto de germinación si otro árbol cae sobre la plántula y la derriba. Si ocurre tal evento, la palma produce nuevas raíces verticales sobre pilotes y puede enderezarse, pudriéndose las raíces originales».
Como era de esperar, la mayoría de los científicos no creen que los árboles que caminan realmente puedan reubicarse. Según un artículo de Live Science de 2012: “Un árbol que camina en busca del sol es una historia fascinante y extraña. Por desgracia, no es cierto; el árbol es lo suficientemente real, pero no camina. Se sienta donde brotó, sin moverse, excepto bajo la fuerza del viento (o un hacha)».
Gerardo Avalos, biólogo y director del Centro de Estudios de Desarrollo Sostenible en Costa Rica, es uno de los principales expertos mundiales en la especie Socratea exorrhiza. Y está de acuerdo en que el árbol que camina realmente no puede caminar, según un análisis exhaustivo que realizó en 2005. «Mi artículo demuestra que la creencia de la palma caminante es solo un mito», dijo a Life’s Little Mysteries.
«Pensar que una palmera en realidad podría seguir los cambios de luz del dosel moviéndose lentamente sobre el suelo del bosque … es un mito que a los guías turísticos les resulta divertido decirles a los visitantes de la selva».
Mito o no, los árboles que caminan siguen fascinando a los turistas que visitan Ecuador.
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