tea-patrones-de-comportamiento-y-actividades - 2025-08-13 - Portada7

Características principales de una persona con TEA



Características principales de una persona con TEA

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición del neurodesarrollo que se manifiesta en la infancia temprana y persiste a lo largo de toda la vida. No es una enfermedad, sino una forma diferente de percibir, interactuar y procesar el mundo. El término «espectro» es crucial, ya que el TEA abarca una amplia gama de características, habilidades y desafíos que varían significativamente de una persona a otra. No existe un solo perfil de una persona con TEA; en cambio, hay una diversidad de experiencias y expresiones. La comprensión de estas características es fundamental para fomentar la inclusión, el respeto y el apoyo adecuado a las personas autistas y sus familias.

Comunicación social y patrones de interacción

Una de las áreas más definitorias del TEA se relaciona con la comunicación social y las interacciones interpersonales. Esto no implica una falta de deseo de socializar, sino más bien una forma distinta de hacerlo. Las personas con TEA pueden tener dificultades para interpretar las señales sociales no verbales, como el lenguaje corporal, las expresiones faciales o el tono de voz.

Por ejemplo, pueden no entender el sarcasmo, las bromas o las metáforas, ya que tienden a tomar el lenguaje de manera literal. Esta interpretación literal puede llevar a malentendidos en conversaciones cotidianas. La reciprocidad en el diálogo también puede ser un desafío. Una persona con TEA puede tener dificultades para mantener una conversación de ida y vuelta, o puede hablar extensamente sobre sus intereses sin notar si el interlocutor está interesado o no.

Las interacciones sociales pueden ser agotadoras y confusas para ellas. La necesidad de seguir reglas sociales complejas y a menudo no escritas puede generar ansiedad. Algunos individuos autistas pueden preferir interactuar con un grupo pequeño de personas o tener amistades basadas en intereses compartidos, mientras que otros pueden tener una socialización más limitada.

El contacto visual, a menudo considerado un pilar de la interacción social, puede ser incómodo o incluso doloroso para muchas personas con TEA. No miran a los ojos de sus interlocutores no por falta de interés, sino porque procesar la información visual del rostro y al mismo tiempo escuchar y procesar el lenguaje puede ser abrumador. En este sentido, es importante no forzar el contacto visual y entender que la persona está prestando atención de otra manera.

La comunicación verbal también puede variar enormemente. Algunas personas con TEA pueden ser no verbales o tener un habla muy limitada, mientras que otras pueden tener un vocabulario excepcionalmente rico y formal. La prosodia, es decir, la entonación y el ritmo del habla, puede ser atípica, con un tono monótono o con una modulación inusual. Algunas personas pueden repetir frases o palabras (ecolalia), lo cual puede ser una forma de auto-regulación o una manera de procesar la información.

Es vital recordar que estas diferencias en la comunicación no reflejan una falta de inteligencia o de deseo de comunicarse. Simplemente, la forma de procesar y expresar la información es diferente. Entender esta diversidad en la comunicación es el primer paso para establecer puentes efectivos de conexión. Para más información sobre la comunicación en el autismo, se puede consultar el trabajo de la Asociación Española de Profesionales del Autismo (AETAPI) o la información de la Autism Society, que ofrece una gran variedad de recursos.

Patrones de comportamiento, intereses y actividades

Otra de las características centrales del TEA se relaciona con los patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidos y repetitivos. Estos se manifiestan de diversas formas y pueden ser una fuente de estabilidad y confort para la persona. Los intereses especiales son una de las manifestaciones más conocidas. Una persona con TEA puede desarrollar un interés profundo y absorbente por un tema particular, como los trenes, los dinosaurios, la astronomía, un personaje de ficción o un área de la historia.

Este interés no es una simple afición; es una pasión que puede consumir gran parte de su tiempo y energía. Pueden acumular una cantidad impresionante de conocimientos sobre su tema de interés y disfrutar compartiendo esta información con los demás, lo que a su vez puede ser una excelente manera de establecer una conexión. A menudo, estos intereses especiales pueden convertirse en una ventaja en la vida adulta, guiando la elección de carreras y fomentando la experiencia en un campo específico.

Los comportamientos repetitivos son otra característica común. Estos pueden incluir movimientos corporales repetitivos, como aletear las manos (aleteo), mecerse o girar objetos. A estos comportamientos se les conoce como «stimming» (abreviatura de auto-estimulación) y cumplen una función importante en la auto-regulación. Sirven para gestionar la ansiedad, expresar la emoción (tanto positiva como negativa) y procesar la sobrecarga sensorial. Por ejemplo, una persona puede aletear sus manos cuando está emocionada o mecerse para calmarse en un entorno ruidoso. Es crucial entender que el stimming no es algo que deba ser suprimido, ya que es una herramienta de afrontamiento vital.

La adherencia a las rutinas y la necesidad de previsibilidad también es muy común en el TEA. Los cambios inesperados pueden ser extremadamente estresantes y desorientadores, ya que las rutinas proporcionan una sensación de seguridad y control. El mundo puede ser un lugar caótico y lleno de estímulos impredecibles, y tener una rutina estructurada ayuda a las personas autistas a navegar por él con mayor confianza. Esta necesidad de previsibilidad a menudo se malinterpreta como inflexibilidad, pero es más bien una necesidad de estabilidad emocional y mental. Para más información sobre el stimming y su función, se puede consultar el sitio web del Autistic Self Advocacy Network (ASAN), que ofrece una perspectiva valiosa desde la experiencia autista.

Sensibilidad sensorial

La sensibilidad sensorial es una de las características más significativas, aunque a menudo menos visibles, del TEA. Las personas autistas pueden experimentar el mundo a través de sentidos que son hipersensibles (más sensibles de lo normal) o hiposensibles (menos sensibles de lo normal).

Esto significa que la forma en que perciben los estímulos sensoriales (sonido, luz, tacto, olor, gusto) es muy diferente a la de las personas neurotípicas. Una persona hipersensible al sonido, por ejemplo, puede encontrar insoportable el ruido de una aspiradora o el zumbido de un fluorescente, lo que puede llevar a una sobrecarga sensorial. Este tipo de sobrecarga puede manifestarse como una crisis de ansiedad, un colapso o un «meltdown». No es una rabieta, sino una respuesta involuntaria a un sistema nervioso abrumado.

De manera similar, la luz brillante, los olores fuertes, las texturas de la ropa o los sabores de ciertos alimentos pueden ser muy difíciles de tolerar. Por otro lado, la hiposensibilidad puede llevar a buscar estímulos sensoriales. Una persona hiposensible puede buscar presión profunda (abrazos fuertes), sabores intensos o el movimiento repetitivo. Esta búsqueda de estímulos también es una forma de auto-regulación, ya que ayuda al sistema nervioso a obtener la información que necesita.

Entender la sensibilidad sensorial es clave para crear entornos inclusivos y comprensivos. Adaptaciones sencillas, como permitir el uso de auriculares con cancelación de ruido, ofrecer espacios tranquilos, o ser conscientes de la iluminación y los olores, pueden marcar una gran diferencia. A menudo, las personas con TEA tienen dificultades para filtrar la información sensorial irrelevante.

En una cafetería, por ejemplo, mientras una persona neurotípica puede concentrarse en la conversación, una persona autista puede estar procesando cada sonido: el tintineo de las tazas, la música de fondo, las conversaciones de otras mesas, lo cual resulta agotador. Para aprender más sobre este tema, se pueden consultar los recursos de la Sensory Processing Disorder Foundation, aunque es importante recordar que la sensibilidad sensorial en el autismo es una característica distinta de otros trastornos.

 

 

Habilidades y desafíos cognitivos

El TEA se asocia con un perfil cognitivo diverso que puede incluir tanto habilidades excepcionales como desafíos específicos. A diferencia de las percepciones erróneas, el TEA no está inherentemente vinculado a la discapacidad intelectual, aunque sí puede coexistir. El perfil cognitivo de una persona autista puede variar desde una discapacidad intelectual significativa hasta un coeficiente intelectual (CI) promedio o superior al promedio.

En muchos casos, se observa una inteligencia desigual, con habilidades sobresalientes en áreas específicas y dificultades en otras. Un ejemplo clásico es el de la persona con un interés especial que desarrolla una memoria prodigiosa para los datos y detalles de ese tema. Muchos autistas muestran un pensamiento muy detallado y sistemático, lo que les permite ver patrones y conexiones que otros pueden pasar por alto. Esta forma de pensar, a menudo llamada «pensamiento en sistemas», puede ser una gran ventaja en campos como la programación, las matemáticas o la investigación científica.

Sin embargo, estos mismos patrones cognitivos pueden presentar desafíos. La función ejecutiva, que incluye la planificación, la organización y la flexibilidad cognitiva, a menudo es un área de dificultad. Por ejemplo, una persona autista puede tener un gran conocimiento sobre un tema, pero le puede resultar complicado planificar un proyecto, gestionar el tiempo o cambiar de una tarea a otra.

De igual manera, el pensamiento puede ser muy rígido, lo que se relaciona con la necesidad de rutinas y la dificultad para adaptarse a los cambios. La teoría de la mente, es decir, la capacidad de inferir los pensamientos, creencias y deseos de los demás, a menudo se considera un área de desafío en el TEA. Aunque esta teoría ha sido objeto de debate, es cierto que las personas autistas pueden tener dificultades para entender las perspectivas de los demás, lo que contribuye a las dificultades en la interacción social.

El apoyo a las habilidades y desafíos cognitivos debe ser individualizado. Fomentar los intereses especiales, usar apoyos visuales para la planificación y la organización, y enseñar estrategias para la flexibilidad son herramientas valiosas. Además, es vital reconocer que el valor de una persona no está determinado por sus habilidades sociales o su capacidad para encajar en las normas neurotípicas, sino por su ser único y sus talentos.

Aislamiento social y emocional

El TEA puede estar relacionado con un sentimiento de aislamiento social y emocional. A pesar de los mitos, muchas personas autistas desean tener amistades y conexiones, pero se enfrentan a barreras significativas. La dificultad para interpretar las señales sociales y la comunicación no verbal puede llevar a malentendidos y a la exclusión.

El agotamiento social, o «burnout», es un problema común; el esfuerzo constante por «enmascararse» y fingir ser neurotípico para encajar puede ser extremadamente desgastante. Este enmascaramiento, aunque a veces necesario para sobrevivir en un mundo no adaptado, puede llevar a una pérdida de la identidad y a problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión. La presión para comportarse de una manera que no es natural para ellos puede ser una carga muy pesada.

El aislamiento también puede surgir de la falta de comprensión por parte de los demás. La sociedad a menudo espera un tipo de interacción social que puede no ser natural o cómoda para una persona autista. Cuando sus diferencias no son comprendidas o son juzgadas, se pueden sentir solos y marginados.

Este sentimiento de no pertenecer puede tener un impacto profundo en la autoestima. Por otro lado, el TEA también puede ir acompañado de desafíos en la regulación emocional. Las personas autistas pueden experimentar las emociones de forma más intensa o tener dificultades para identificar y expresar sus propios sentimientos. Esto no significa que carezcan de empatía; de hecho, muchos son extremadamente empáticos, pero pueden expresarlo de forma diferente o reaccionar de forma diferente a las emociones de los demás.

El apoyo para el aislamiento social y emocional debe centrarse en la aceptación, la comprensión y la creación de entornos seguros. Las personas autistas necesitan espacios donde puedan ser ellos mismos sin el miedo a ser juzgados. Los grupos de apoyo, las amistades con otros autistas y el acceso a la terapia pueden ser muy beneficiosos.

Es fundamental validar sus sentimientos y experiencias y ayudarlos a encontrar formas de conectar con los demás que sean auténticas y cómodas para ellos. Reconocer que la forma en que se experimenta y se procesa el mundo es válida es un paso crucial hacia la inclusión y el bienestar. Para más información y apoyo, se pueden consultar organizaciones como la Fundación de Apoyo a Personas con TEA (FAPTEA) en España.

Diagnóstico, identidad y perspectiva futura

El TEA se diagnostica basándose en la observación de los comportamientos y características mencionadas. Es un diagnóstico clínico, no un examen de sangre o una prueba genética. El diagnóstico temprano es importante porque permite acceder a intervenciones y apoyos que pueden mejorar la calidad de vida, pero un diagnóstico en la edad adulta también es valioso, ya que puede proporcionar un sentido de comprensión y auto-aceptación. Muchas personas que son diagnosticadas de adultas sienten un gran alivio, ya que por fin tienen una explicación para las dificultades que han experimentado a lo largo de su vida. El diagnóstico no define a la persona, sino que proporciona una lente a través de la cual pueden entenderse mejor a sí mismos.

La identidad autista es un tema importante en la comunidad. Muchas personas no se refieren al autismo como una «condición médica» o un «trastorno», sino como una parte fundamental de su identidad, similar a la identidad de género o la etnicidad. A menudo prefieren la «identidad de persona» (persona autista) en lugar de «persona con autismo», ya que consideran que el autismo es una parte inseparable de lo que son. Este movimiento, conocido como neurodiversidad, promueve la idea de que la variabilidad en el cerebro humano es natural y valiosa. No hay un cerebro «correcto» o «incorrecto», solo cerebros diferentes.

El futuro de las personas con TEA depende en gran medida de la comprensión y la aceptación de la sociedad. A medida que más personas se educan sobre las características del TEA, las barreras para la inclusión pueden empezar a caer. La educación inclusiva, los lugares de trabajo adaptados y el apoyo comunitario son esenciales. Es fundamental que el enfoque se aleje de la «curación» del autismo y se centre en el apoyo y la adaptación.

El objetivo no es hacer que una persona autista sea neurotípica, sino ayudarla a florecer y a alcanzar su máximo potencial como persona autista. La voz de las personas autistas es cada vez más fuerte, y es crucial escuchar sus experiencias y perspectivas para guiar los esfuerzos de apoyo y defensa. El TEA no es un obstáculo a superar, sino una forma diferente de ser que merece respeto y reconocimiento. Para una perspectiva más personal sobre la vida con TEA, se puede consultar la Fundación de Ayuda para la Infancia y la Adolescencia con Trastorno del Espectro Autista (FAIAT).

Fomento de la inclusión y el apoyo

El fomento de la inclusión y el apoyo para las personas con TEA es un esfuerzo colectivo que requiere la participación de la sociedad en general. La educación es el primer paso. Al educarnos sobre las características del TEA, podemos desmontar mitos y prejuicios. Es importante entender que las personas con TEA tienen un espectro de habilidades y desafíos, y que su comportamiento no debe ser malinterpretado como una falta de educación o de interés. Una persona autista puede parecer distante, pero en realidad puede estar lidiando con una sobrecarga sensorial o con el estrés de una interacción social.

El apoyo individualizado es clave. Cada persona autista es única, y lo que funciona para una puede no funcionar para otra. Las intervenciones deben ser personalizadas, centradas en los puntos fuertes y los intereses de la persona. Las terapias de apoyo, como la logopedia o la terapia ocupacional, pueden ser de gran ayuda, pero siempre deben ser dirigidas por profesionales con experiencia en el TEA y con un enfoque respetuoso. El uso de apoyos visuales, horarios estructurados y la comunicación clara y directa son herramientas eficaces que pueden hacer una gran diferencia en la vida diaria.

La creación de entornos inclusivos es fundamental. Esto significa hacer ajustes en las escuelas, los lugares de trabajo y los espacios públicos. Cosas sencillas como ofrecer un espacio tranquilo en una biblioteca, reducir el ruido en un restaurante o proporcionar instrucciones claras y visuales en un aula pueden ayudar enormemente. La empatía y la paciencia son esenciales. En lugar de juzgar un comportamiento inusual, es importante tratar de entender su causa. ¿Está la persona experimentando una sobrecarga sensorial? ¿Está lidiando con un cambio inesperado en su rutina?

El apoyo a las familias también es crucial. Los padres de niños autistas a menudo se enfrentan a desafíos significativos y necesitan acceso a información, recursos y apoyo emocional. Los grupos de apoyo para padres y el acceso a profesionales que pueden ofrecer orientación son invaluables. Fomentar la auto-defensa en las personas autistas también es vital; enseñarles a comunicar sus necesidades, a defender sus derechos y a abogar por sí mismos. Finalmente, la aceptación incondicional es el pilar de un apoyo efectivo. Aceptar a la persona autista por quien es, con sus fortalezas y desafíos, es el regalo más grande que se le puede dar.

En resumen, el Trastorno del Espectro Autista es una forma de ser en el mundo que presenta un conjunto de características únicas. Abarca una amplia gama de experiencias, desde la comunicación social y los patrones de interacción, hasta la sensibilidad sensorial y los intereses especiales. Comprender estas características es el primer paso para crear una sociedad más inclusiva y acogedora para las personas autistas.

El objetivo no es «arreglar» a las personas con TEA, sino ofrecerles el apoyo que necesitan para prosperar y ser ellos mismos. Para más información, la Fundación Asperger de España es un recurso valioso. La Fundación TEA en Argentina también ofrece un valioso apoyo y recursos para la comunidad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) también proporciona información sobre el TEA como una condición de neurodesarrollo.



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