00 Teléfonos inteligentes: parte de la vida cotidiana 00

Los humanos se han vuelto dependientes de los teléfonos inteligentes


Un grupo de antropólogos del University College London  (UCL) del Reino Unido llegó a la conclusión de que los humanos se han vuelto tan dependientes de los teléfonos inteligentes como parte de la vida cotidiana que estos dispositivos móviles se están «convirtiendo en nuestros hogares».

Esta es la conclusión a la que llegaron los antropólogos de la UCL como parte de un estudio que pasó más de un año documentando el uso de teléfonos inteligentes  en nueve países de todo el mundo, incluidos Japón, China, Brasil, Irlanda y Camerún.

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El estudio encontró que los teléfonos inteligentes ya no son solo dispositivos que las personas pueden usar para el ocio o la utilidad. “Se ha convertido en el lugar donde vivimos”, dijo Daniel Miller, profesor de antropología especializado en “antropología digital”, teléfonos inteligentes y redes sociales.

«La otra cara de eso para las relaciones humanas es que en cualquier momento, ya sea durante una comida, una reunión u otra actividad compartida, una persona con la que estamos puede simplemente desaparecer, habiendo ‘ido a casa’ con su teléfono inteligente». 

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Miller, el autor principal del estudio, dijo que el uso de teléfonos inteligentes estaba dando lugar a un fenómeno que llamó la «muerte de la proximidad». Este fenómeno está acabando con la interacción cara a cara entre todos los grupos de edad. También está causando frustración, decepción y haciendo que las personas se sientan extremadamente ofendidas con los adictos a los teléfonos inteligentes por no enfocarse en las personas que tienen frente a ellos.

«Estamos aprendiendo a vivir con el peligro de que incluso cuando estamos juntos físicamente, podemos estar solos social, emocional o profesionalmente».

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Las aplicaciones de mensajería pueden estar causando la «muerte de la proximidad»

Miller y su equipo no pudieron encontrar una causa específica de la muerte por proximidad, pero creen que las aplicaciones de mensajería son los principales sospechosos.

Han llamado a estas aplicaciones el «corazón del teléfono inteligente» porque representan quizás la función de teléfono más importante para muchos usuarios de teléfonos inteligentes en la mayoría de las regiones. Enumeró varios ejemplos de tales aplicaciones de mensajería, como WhatsApp para usuarios de teléfonos inteligentes brasileños, WeChat para personas en China y LINE para aquellos en Japón.

Los investigadores creen que las aplicaciones de mensajería son útiles para que las personas se conecten con otros miembros de su familia. Los hermanos pueden comunicarse y organizarse con respecto al cuidado de sus padres ancianos. Los abuelos pueden mantenerse en contacto con sus hijos y nietos lejanos. Los padres pueden enviar actualizaciones sobre el crecimiento de sus propios hijos a otros miembros de la familia.

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Miller y su equipo centraron su estudio en los adultos mayores. Lo hicieron a pesar de saber que los jóvenes son más «usuarios naturales» de teléfonos inteligentes porque les ayudó a eliminar el nicho demográfico de la ecuación.

A pesar de esta reducción del enfoque, los investigadores aún encontraron que las personas de todo el mundo todavía consideran que sus teléfonos inteligentes se consideran de manera similar a otras necesidades básicas.

“El teléfono inteligente es quizás el primer objeto que desafía a la casa en sí, y posiblemente al lugar de trabajo, en términos de la cantidad de tiempo que pasamos en él mientras estamos despiertos”, dijo Miller.

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Él y su equipo describieron el efecto de estar «en casa» mientras usaban el teléfono inteligente como un «hogar de transporte».

“Siempre estamos ‘en casa’ en nuestro teléfono inteligente. Nos hemos convertido en caracoles humanos que llevan nuestra casa en el bolsillo”.

Estar en casa en cualquier lugar durante tanto tiempo que las personas tengan sus teléfonos inteligentes puede parecer un consuelo, pero los investigadores observaron que esta casa transportable no siempre debe considerarse un refugio.

Los investigadores dieron dos ejemplos: un empleado que tiene que permanecer en contacto con el trabajo incluso después de dejar el lugar de trabajo, y un niño acosado en la escuela que no puede encontrar un respiro volviendo a su hogar en línea. Estos casos pueden generar un estrés significativo y problemas de salud mental, especialmente si las personas no pueden desconectarse de sus teléfonos inteligentes.

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«El teléfono inteligente es quizás el primer objeto que desafía a la casa en sí misma en términos de la cantidad de tiempo que vivimos en ella mientras estamos despiertos».

A pesar de esta preocupación por el uso excesivo de teléfonos inteligentes, Miller advirtió contra la adopción de una visión demasiado negativa de estos dispositivos.

“El teléfono inteligente está ayudando a crear y recrear una amplia gama de comportamientos útiles, desde el restablecimiento de familias extendidas hasta la creación de nuevos espacios para la atención médica y el debate político”, dijo Miller.

El antropólogo cree que examinar los diferentes usos, contextos y desventajas del uso extendido de teléfonos inteligentes es la única forma en que las personas pueden comprender completamente sus consecuencias.


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