Orden de evacuación obligatoria, por la erupción catastrófica de Kilauea
Según un agente de FEMA, la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias ha atacado a los ciudadanos desplazados que huyeron de sus hogares, bajo una orden de evacuación obligatoria, por la erupción catastrófica de Kilauea a principios de este mes.
Los residentes de Leilani Estates, un vecindario próspero amenazado por el rápido avance de lava, fueron obligados a abandonar sus hogares y buscar refugio en centros comunitarios o iglesias cercanas. Sin embargo, los evacuados recibieron una sorpresa no deseada.
Las estaciones de rescate como Pahoa Community Center y Sure Foundation Church llenaron su capacidad. Fueron incapaces de acomodar a la multitud de personas confusas que suplicaban por comida, refugio y seguridad. En un santuario, se hizo presente FEMA.
Un pequeño convoy de vehículos de la agencia (Hummers, SUV y un par de vagones de ganado) y agentes armados llegaron al lugar para «acompañar a las personas desplazadas a lugares de seguridad».
Estos agentes, portaban, entre otros, rifles de asalto M4. Les dijeron a los ciudadanos nerviosos, que necesitaban armas para repeler posibles saqueadores o amenazas a la seguridad nacional.
Prometieron un pasaje seguro y alojamiento gratuito en un hotel a varios kilómetros de distancia del flujo de lava. Cuando llega FEMA, se presentan como señores benevolentes. Prometen todo tipo de cosas a la gente. Se aprovechan de las personas que están nerviosas, ansiosas, histéricas y débiles, de los que están en una crisis. Y eso es lo que les sucedió a los residentes de Leilani Estates.
FEMA los separó en dos grupos: aquellos que aceptaron gentilmente ayuda y una minoría que deseaba quedarse atrás.
Aquellos que aceptaron ayuda fueron colocados en un autobús con aire acondicionado y prometieron alojamiento gratuito en un hotel en un lugar seguro. A los que se negaron se les dio otra opción.
Para empeorar las cosas, la policía local y los miembros de la Agencia de Defensa Civil de Hawai dijeron que cualquier persona que se niega a abandonar el área será acusada de vagancia y conducta desordenada.
Estas personas temerosas de FEMA se metieron en vagones cargados de ganado por una hora hasta un centro de reubicación secreto de FEMA, o campamento de internamiento de FEMA, al sudoeste de la Reserva Forestal Puna.
La gente en los autobuses y las personas en los vagones del ganado, todos finalmente llegaron al mismo destino. A los que estaban en el autobús se les dijo que los hoteles estaban llenos.
A los que estaban en los vagones no se les dijo nada, hasta que llegaron a un campamento fortificado con guardias armados y cercas de alambre de afeitar eléctricas diseñadas para mantener a las personas dentro del complejo. Cuando llegaron, comieron cerdo y se alojaron en barracones de estilo militar que no ofrecían privacidad alguna.
Las mentiras de FEMA no se detuvieron allí. Por lo tanto, los agentes les dijeron que la lava había destruido sus hogares y les prohibieron abandonar las instalaciones.
Confiscaron no solo teléfonos celulares sino también piezas de identificación como licencias de conducir y pasaportes. Los siniestros agentes dijeron que el gobierno les otorgó el poder de detención.
Declararon que los detenidos serían liberados bajo solo 2 condiciones:
1 – Si amigos o familiares firmaran una declaración jurada que garantizaba la seguridad de los evacuados
2 – O que el gobierno determinara que la actividad volcánica en curso ya no amenazaba la vida o la propiedad.
Sin teléfonos, los presos no tenían contacto con el mundo exterior.
FEMA se mantuvo a discreción exclusiva sobre qué criterios podrían justificar una posible publicación.
«Muchos están siendo retenidos contra su voluntad». «Estos estadounidenses respetuosos de la ley han sido sometidos a la Ley Marcial, en lo que creemos que es una prueba beta para lo que vendrá en el futuro. Lo que más preocupa es que ni siquiera se dan cuenta de que son conejillos de Indias. Por lo que, es posible que algunos nunca lleguen a casa.
Cada agente tiene en su poder 6 rifles y 3 pistolas. Y cada instalación contiene guillotinas. Los internos pueden desaparecer sin dejar rastro. FEMA simplemente puede decir que perecieron en sus hogares o que intentaron escapar de la lava. La agencia opera bajo su propia jurisdicción, sin supervisión del Congreso.
Es nuestro deber desentrañar las motivaciones del capricho aterrador de una agencia insana.
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