El Acuerdo Climático de París se basa en datos fraudulentos, según la ONU
Las Naciones Unidas han admitido oficialmente que el acuerdo climático de París es una pérdida de dinero, basado en datos fraudulentos. Donald Trump ha sido reinvindicado.
El Medio Ambiente de la ONU admite en su último Informe de Emisiones que cuando suma todas las promesas de reducción de CO2 hechas por todas las naciones signatarias en París, solo se trata de un tercio de lo que supuestamente es necesario para detener el calentamiento mundial en más de 2 grados Celsius a fines de este siglo.
Según el director de Medio Ambiente de la ONU, Eric Solheim, el mundo se dirige hacia el desastre: «Un año después de que el Acuerdo de París entró en vigencia, nos seguimos encontramos en una situación en la que no estamos haciendo lo suficiente para salvar a cientos de millones de personas de un futuro miserable».
Los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil, deben cerrar esta catastrófica brecha climática». Otra forma de verlo es que la decisión del presidente Trump de retirarse del acuerdo de París, ahora está completamente vindicada.
Si los Estados Unidos hubieran ratificado el acuerdo, habrían otorgado a países como China e India una gran ventaja competitiva sobre la economía estadounidense. Pero la ONU ahora admite que no ha hecho una diferencia perceptible, en el supuesto problema del «calentamiento global».
Entonces, ¿cuál habría sido exactamente el punto? La llamada «brecha de París» es solo un producto de la imaginación de la ONU / BBC. Da la falsa impresión de que todas las promesas de reducción de carbono (conocidas como INDC: contribuciones previstas determinadas a nivel nacional) formuladas por las distintas naciones signatarias de París van a marcar la diferencia.
De hecho, como calculó el ecologista escéptico Bjorn Lomborg en ese momento, no equivalen a una colina de frijoles. Si, por muy improbable que sea, los signatarios de París se apegan a sus INDC. Entonces podría reducir las temperaturas mundiales para finales de siglo en 0.170 grados centígrados. Eso es el escenario optimista.
El escenario pesimista es que evitará un mero 0.048 grados C. de calentamiento. No olvidemos que los márgenes de error en estos cálculos, son significativamente mayores que estas fracciones de un grado.
Un punto poco entendido del acuerdo de la ONU en París es que dejó a países como India y China aumentar sus emisiones de CO2. Pero otros países como Estados Unidos, se vieron obligados a controlar sus propias emisiones, adoptando métodos caros e ineficaces.
Energia limpia, es por eso que firmaron India y China: no son estúpidos. Les habría dado una enorme ventaja competitiva sobre los EE.UU. A pesar de todas las buenas intenciones expresadas en el acuerdo climático de París, los países del mundo no desean reducir sus emisiones de dióxido de carbono solo para apaciguar a una Diosa Verde, en la que ninguna persona seria cree realmente.
Entonces, salvar el planeta nunca fue el objetivo de París. Más bien lo fue, como describe Rupert Darwall en su excelente nuevo libro Green Tyranny, un plan diseñado para debilitar a los EE.UU.
Forzándolo a operar en los mismos términos restrictivos que la izquierda ambiental ha impuesto a Europa. Mercado amante de la libertad, la América demócrata es anatema para los eco-fascistas y sus simpatizantes dentro de la Unión Europea.
Por eso, si se hubiera elegido a Hillary y se hubiera cumplido el sucio plan de Obama de inscribirse en París sin la aprobación del Senado, se habría terminado el juego para Estados Unidos como la Tierra de los Libres.
El multimillonario de Enviro-activista Tom Steyer describió la decisión de Trump de retirarse del acuerdo climático de París como: «Un acto de guerra traicionero contra el pueblo estadounidense».
Manera divertida de describir una decisión que:
- Bajó las facturas de energía.
- Creó puestos de trabajo reales (a diferencia de los empleos subsidiados de Potemkin como los de la industria eólica y solar).
- Redujo el costo de vida.
- Impulsó el crecimiento económico.
- Liberó a los estadounidenses de la tiranía burocrática, tecnocrática y comunitaria que ahora se aplica en toda la UE.
Como observa Darwall: Estados Unidos es ahora la superpotencia de hidrocarburos del mundo. Gracias al fracking, superó a Arabia Saudita y a Rusia para convertirse en el principal productor de energía del mundo.
Esta abundancia de energía de hidrocarburos convirtió a Estados Unidos en el mayor perdedor del Acuerdo de París. Al salir de París, Estados Unidos se convierte en el mayor ganador de París.
El acceso a la energía barata brinda a las empresas y trabajadores estadounidenses, una ventaja competitiva colosal en los mercados mundiales, ya que otras naciones se agobian cada vez más con energía eólica y solar de alto costo e inestable. El calentamiento global es y siempre fue, solo un pretexto para una toma de poder económica, por parte de la izquierda globalista.
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